Como hombre, este curso me ha permitido comprender mejor los desafíos que enfrentan las mujeres en Ecuador. He aprendido que, a pesar de los avances, persisten desigualdades en el trabajo, la educación, la participación política y la vida cotidiana. Las mujeres siguen realizando la mayor parte del trabajo doméstico no remunerado y muchas enfrentan violencia de género, lo que limita sus oportunidades de desarrollo personal y profesional.
Creo que la igualdad de género no es solo un asunto de las mujeres: es responsabilidad de todos, y los hombres podemos ser aliados activos. En mi vida diaria, trato de cuestionar estereotipos, compartir responsabilidades en el hogar y promover la participación equitativa en el trabajo y la comunidad. Además, apoyar políticas que fortalezcan el liderazgo femenino y la educación inclusiva es clave para transformar nuestra sociedad.
Avanzar hacia una sociedad más justa requiere compromiso, acción y reflexión constante. Solo si hombres y mujeres trabajamos juntos podremos garantizar que los derechos y oportunidades sean iguales para todas las personas en Ecuador y el mundo.